Debido a su forma de vapor, el agua tiene un poder de limpieza que los detergentes más modernos no pueden igualar.
El vapor es capaz de matar los gérmenes, las bacterias y los ácaros del polvo, de una manera mucho más eficaz que cualquier otra sustancia química que puede ser potencialmente tóxica o agresiva.
Un lavado con vapor permite un ahorro de agua en comparación con los sistemas convencionales de lavado, basta pensar que sólo un litro de agua es capaz de generar más de mil litros de vapor. Además, se evita la generación de contaminantes de aguas residuales, ya que no moja el suelo.